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Su papá fue atleta olímpico y su mamá no pudo competir en Sydney 2000 porque la tenía en la panza: la historia de Sol Ordas, la esperanza del remo 

Sus papás, ambos representantes olímpicos de remo, la concibieron antes de competir en Sydeny 2000. Ahora, 18 años después, su hija es una de las esperanzas de medalla de Argentina en los Juegos Olímpicos de la Juventud. Conocé el perfil y los sueños de una de las deportista juveniles con mayor proyección del país.

Papá Damián esperaba que Sol no se adelantara, que la fecha de su llegada fuera el 5 de octubre así el llegaba luego de competir en los Juegos Olímpicos de Sidney 2000. Pero eso no pasó y el 24 (un día antes de la ceremonia de apertura) llegó ella, también hija de otra remera, Dolores Amaya, quién además había clasificado para representar a la delegación argentina en la cita olímpica que se realizó en la capital australiana.

 

Damián y Dolores, a diferencia de Sol, fueron de la camada de deportistas que sufrieron una de las peores etapas del deporte de alto rendimiento. Sin dinero, sponsors ni apoyo de los organismos oficiales, con trabajos paralelos y viajes costosos. Es más, gracias a ese grupo de deportistas que tanto lucharon por lo que correspondía, es hoy que este grupo de jóvenes atletas al que pertenece Sol pueden enfocarse exclusivamente en entrenar y competir.

 

La pregunta se cae de madura. ¿Quién es Sol? Sol se apellida Ordas. Su sueño es ser campeona olímpica, y va a tener su primera oportunidad cuando se tire con su bote en uno de los Diques de Puerto Madero. Allí, en lo que será el Parque Urbano de Buenos Aires 2018, intentará dejar al remo argentino en lo más alto en la tercera edición de los Juegos Olímpicos de la Juventud.

 

"Empecé a remar a los 12 años. Mis padres son remeros y fueron olímpicos. Al principio sentía la presión porque ellos fueron olímpicos y por todos sus logros, pero ahora esa presión se fue. Ellos nunca me la hicieron sentir”, explicó Sol en La Licuadora Deportiva.

 

“La presión era mía, interna", sumó en la charla, luego de analizar bien el hecho de ser parte de una familia muy especial. Su papá, triple medallista en los Juegos Panamericanos de Winnipeg 1999 -dos medalla de oros y una de plata- sufrió un grave accidente cerebrovascular en 2008. Gracias al apoyo de mamá Dolores, Damián se recuperó y juntos les dieron todas las herramientas y el apoyo para que la joven remera continúe con el legado de sus padres.

 

De la mano del gran trabajo de Martin Cambareri, entrenador en jefe del equipo de remo rumbo a Buenos Aires 2018, Ordas y el doble par masculino integrado por Tomás Herrera y Felipe Mondarelli, serán los protagonistas de la disciplina en octubre. Los tres confirmaron su participación después de dominar el preolímpico que se realizó este año en la laguna Curauma, en Valparaíso, Chile.

 

Se adueño de cada competencia en la que fue protagonista, la nacida en San Nicolás se consagró campeona sudamericana, panamericana junior y Sub 23.  ¿Cómo transita los días previos a Buenos Aires 2018? "Tuve buenos rendimientos en las últimas regatas que estuve corriendo afuera. En Munich (se destacó en una gira internacional por Europa que hizo con el equipo) competí contra remeras que van a estar en los Juegos. Estoy con muchas esperanzas porque pude correr igual o mejor que ellas", comentó.

 

Ser parte de la celebración multideportiva más grande de la historia argentina es especial. Pero Sol vive cada momento según se vaya acercando. Por eso, antes de los Juegos Olímpicos de la Juventud, le tocará competir en el Mundial juvenil, que se llevará a cabo del 8 al 12 de agosto en la ciudad de Racice, República Checa.

“Me pongo objetivos a corto plazo para que la motivación no se vaya. El objetivo para el Mundial es subirme al podio", destacó.

 

Una vez que pase el máximo evento para su deporte, llegará la hora de focalizar en Buenos Aires 2018. Como cualquier otro de los mejores atletas juveniles del mundo que visitarán la capital argentina, Sol Ordaz quiere competir y hacer historia. Pero también divertirse y disfrutar de una experiencia inolvidable.

 

"Somos uno de los primeros deportes en competir y nos van a quedar varios días libres para poder disfrutar de todos los eventos. Estamos ansiosos de disfrutar de la competencia en Puerto Madero", dijo.

 

Por que también se trate de eso. De disfrutar, aprender y seguir adelante con tu potencial y los valores que te dieron desde que naciste.

"Es mucha la ansiedad, falta muy poco para que llegue Buenos Aires 2018. Todavía no caigo que falta tan poco para que empiecen los Juegos"

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